lunes, 23 de marzo de 2009

¿Cómo debo de orar?




Quizá esta sea la pregunta más común y frecuente que nos hacemos los cristianos o aquellos que creen en un ser SUPREMO que hizo el cielo y la tierra, aquel que planeó nuestra concepción y tiene escrito un plan perfecto para nuestras vidas.


En lo particular, he llegado a creer que no hay una definición clara de la oración perfecta, pues ésta puede iniciarse en cualquier lugar, hora o situación que enfrentemos.


Hasta ahora no he conocido un manual que nos diga los pasos a seguir para charlar con un amigo, con un confidente.


Porque eso debe ser realmente JESUS para nosotros, ese amigo incondicional, que nos acompaña a todo lugar, que nos escucha, orienta y hasta consuela.

En algunas ocasiones amigos cercanos, me han preguntado que si EL nos escucha a todos por igual, aún cuando nos hemos alejado de sus caminos o simplemente no buscamos el tiempo para esa cita especial.


Y con mucha espontaneidad y seguridad les he podido contestar que la Misericordia y Amor de EL son inmensos, que EL ama igual a grandes y pequeños, cercanos o lejanos, blancos o morenos, no hay diferencias, EL no conoce de diferencias.


Pero volviendo al inicio y la pregunta de mi columna: ¿Cómo debo de orar?, coincido con muchos al decir que la mejor oración es la que se hace en SILENCIO, donde abrimos nuestros oídos espirituales y le permitimos a EL que nos hable.


Muchas veces nos postramos para orar y de nuestro interior comienzan a aflorar una cantidad de preocupaciones, dudas, temores, etc. Y hablamos, hablamos, hablamos y nunca callamos, y luego decimos ¿por qué DIOS no me responde?, pero en qué momento, si no lo dejamos hablar.


EL nos conoce perfectamente, EL sabe lo que hay en lo más profundo de nuestro corazón, no tenemos necesidad de contarle que es lo que nos aflige, EL ya lo sabe.

Que la oración sea ese momento sublime y sagrado donde le entreguemos día a día nuestra existencia y planes.


Que con gozo y FE le digamos que sabemos que las cosas que sucederán son para nuestro bien. Pedirle que Su bendición no nos falte nunca.


Por eso no existe un lugar especifico, ni un orden a seguir, no hay frases místicas o ritos que cumplir, se trata de conversar con una amigo y decirle que por FE confiamos en EL y que sabemos que nos acompañará hasta el fin de nuestros días.

jueves, 12 de marzo de 2009

Aprendiendo a vivir en Armonía





Antes de iniciar a escribir esta columna, quise buscar el significado de Armonía.

** Armonía: Convivencia en paz con la gente a nuestro alrededor.

En un mundo donde todos somos diferentes (en todos los aspectos), aprender a vivir en armonía se vuelve una tarea bien difícil o ¿ la hacemos nosotros mismos difícil? .

A todos nos gusta tener la razón, pero detestamos que otros nos contradigan.
A muchos nos gusta dirigir proyectos, pero no que otros se agencien sus resultados.

A todos nos gusta ganar buen dinero, pero nos incomoda escuchar que otros obtienen mejores ingresos.


A todos nos gusta tener momentos felices y de triunfo, pero no siempre nos alegra ver que otros los tengan.


Y podría seguir todo el día escribiendo lo que nos gusta y lo que no nos gusta, sin llegar a reparar que entre más sumemos cosas como esas a nuestra vida, más infelices seremos y el tratar de vivir en armonía sería sólo una utopía.


El mismo DIOS, nos dio mandatos claros cuando nos creo: amarlo por sobre todas las cosas, amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, honrar a nuestro padre y madre, no robar, no matar, pero que sucede cuando no advertimos eso, y creemos que tenemos derecho a conducir nuestra vida de una manera diferente.


Si queremos que los demás cambien, primero debemos hacerlo nosotros. Sería bueno hacernos este examen:


Por qué no tengo buenos amigos?
Por qué guardan silencio cuando llego a un lugar y cambian la conversación?
Por qué no me toman en cuenta para compartir una alegría?
Por qué no me piden que opine en la oficina sobre un proyecto?
Por qué dicen que grito?
Por qué dicen que soy mal hablada?
Por qué dicen que mi risa es vulgar?
Por qué un amigo no me pide un consejo?
Por qué un amigo no tiene confianza para pedirme que ore por el?
Por qué hay días que todos se alejan de mí?
Por qué no puedo ver las virtudes de los demás con facilidad?
Por qué doy cabida al murmullo?
Por qué muchas veces ando enojado sin motivo?
Por qué siento que soy blanco de críticas de mis propios amigos?
Por qué siento que no les importo a los demás?
Por qué me resisto a vivir en armonía?


Cada una de estas preguntas, encierra una respuesta que sólo nosotros sabemos y de ellas depende mucho nuestra actitud diaria, de esas respuestas depende de que estemos viviendo en armonía con los que nos rodean, en casa, en la oficina, en la escuela, en la universidad, en la iglesia en todo lugar que vayamos.


Este día quiero que iniciemos un reto, que no permita ser verdaderos hijos de DIOS, viviendo bajo sus reglas, protagonizando acciones agradables a sus ojos, con mejor actitud, cambiando lo negativo que tenemos y preparándonos a convivir en paz.


Sólo así conoceremos lo que es convivir en ARMONIA, la misma que EL en su palabra nos manda a practicarla.


Agradeceré siempre sus comentarios.
Bendiciones

lunes, 2 de marzo de 2009

Solamente el tiempo de DIOS




Como muchos de ustedes sabrán, la semana pasada estuve cumpliendo años y para mi esa fecha siempre ha significa mucho, pues desde pequeña en mi hogar aprendimos a darle relevancia, a saber agradecerle a DIOS la oportunidad de sumar un año más, de ahí que soy de las personas que disfrutan celebrar su natalicio y recibir muchos abrazos y frases de cariño, incluso algunos de ustedes se vieron enmudecidos al reclamarles yo mi felicitación…jajaja.


Pero esa pequeña introducción no es más que el inicio de lo que quiero compartir con ustedes hoy, ¿por qué el titulo: “Solamente el tiempo de DIOS”?, será porque realmente en el es donde obtuve mi respuesta.



¿Cuál respuesta, dirán?, pues la respuesta de ¿cómo me siento hoy al sumar una año más de vida a mi historia?, una historia de 43 años, que como muchas ha tenido sus altos y bajos.



Pero luego de caminar de la mano de mi SEÑOR desde hace casi 4 años, he aprendido a darle las gracias por TODO, por lo bueno y lo no tan bueno, pues EL maneja un tiempo perfecto, un tiempo que muchas veces no entendemos o simplemente no estamos dispuestos a esperar.


No obstante muchos hemos escuchado decir, que el tiempo de EL no es nuestro tiempo y es justo ahí donde nos desesperamos, sufrimos, afanamos, buscamos salidas rápidas y no obtenemos respuestas, incluso algunos llegamos a creer que estamos solos, que DIOS se ha olvidado de nosotros o que simplemente nuestras oraciones no llegan a EL.



Pero luego de que hemos sido probados en el fuego, como el oro, llegamos a entender que fue su Misericordia la que en todo momento prevaleció, que fue su Manto de Sangre el que nos cubrió, que fue su Amor infinito el que nos llenó, que fue su plan perfecto el que nos moldeo.



Confieso que durante la prueba lloré mucho, llegue a sentir compasión de mi, la ira se apodero de todo mi ser, grite y reclame, y en medio de este mar de tribulaciones y pesar, hubo alguien que se atrevió a decirme que EL nunca me pondría una cruz que no soportaría, sin embargo caí con ese peso y estando en el suelo, imploré amor, compañía, busque donde no debía, jugué con lo que tenía , añoré una familia y hasta llegue a pensar que no había salida, ahora reconozco que todo era parte de su plan perfecto, ahora sé que su tiempo no era mi tiempo.



Por más que quise forzar las cosas, por más que quise yo sola ordenar mi vida y darle un nuevo rumbo, fue imposible. Pero algo en mi interior me hizo ceder y aceptar su voluntad, fue cuando conscientemente le entregue cuanta situación enfrentaba en ese momento, desde ahí se comenzó a manifestar con poder y me hizo una mujer nueva, porque EL nuestro DIOS, vivo, de ayer, de hoy y de siempre, es quien hace las cosas nuevas.



Ahora al autoevaluarme y preguntarme qué me hace falta?, elevo mi rostro al cielo y con una sonrisa en los labios, me respondo: NADA !!!, pues por la Misericordia y Amor de nuestro PADRE, SOY una mujer PLENA, que solamente el tiempo de DIOS logro transformar y todo lo que antes me faltó o perdí, mi PADRE ahora me lo dio.